Cada 14 de mayo celebramos el Día del Seguro, una fecha que conmemora la publicación del primer reglamento que regulaba el sector asegurador allá por 1908. Sí, en plena era de sombreros de copa y bigotes con cera, alguien decidió que esto de asegurar la vida, el hogar o la cosecha necesitaba unas reglas del juego. ¡Bendita idea!

“Asegurar no es vender pólizas, es construir tranquilidad. Y eso, amigos, es un arte que no todos dominan.”

Este día no es solo una efeméride más en el calendario, es una ocasión para reivindicar lo que realmente somos: protectores de personas, de negocios, de sueños y de futuros.

Nos podríamos pasar el día hablando de cifras: millones de asegurados, miles de pólizas tramitadas, billones de euros en indemnizaciones... pero hoy, hoy queremos hablar de personas.

Sí, de esas que a las 8:30 ya están revisando siniestros, de las que cogen el teléfono un domingo porque a un cliente se le ha inundado el sótano, de las que estudian las nuevas normativas como si fueran thrillers legales y de las que explican con paciencia qué es una prima y por qué "esto no lo cubre la póliza, pero vamos a buscar una solución juntos."

¡Enhorabuena, profesionales! Este día es por y para vosotros.

A nadie se le escapa que la tecnología ha llegado para quedarse (y para sacarnos algunas canas también). Inteligencia Artificial, ciberseguridad, omnicanalidad, automatización...

Todo, como sacado de una novela de ciencia ficción.

Pero, atención, porque la clave no está en la herramienta, sino en quién la maneja. La diferencia entre una póliza “vendida” y una póliza “asesorada” sigue siendo la humanidad del mediador.

Hoy, más que nunca, debemos entender que la digitalización no reemplaza, potencia. La empatía, el conocimiento y la capacidad de anticiparse a las necesidades del cliente, siguen siendo el alma del negocio. Y eso no lo programa ni el mejor algoritmo del mundo.

¿Y los clientes?

Los clientes de hoy han cambiado. Son más exigentes, más digitales, más informados. Quieren respuestas rápidas, personalización, confianza y una atención que los haga sentir que no son solo un número en una base de datos.

¿El reto? Estar a la altura. ¿La oportunidad? Diferenciarnos por lo que siempre nos ha hecho fuertes: el trato humano, la profesionalidad y la capacidad de adaptación.

Hoy no solo celebramos el pasado o el presente del seguro. Celebremos el compromiso de seguir mejorando, de formarnos cada día, de acompañar al cliente más allá de la firma, e innovar sin perder la esencia de ser referentes en ética, profesionalidad y cercanía.

Y como decimos en Correduidea: “Este sector no necesita más discursos vacíos, necesita líderes reales, formados y comprometidos.”

Así que... ¡feliz Día del Seguro! Brindemos esta vez con café (o con lo que toque) por un sector que, aunque no siempre se vea, siempre está ahí cuando más se necesita.